La relación entre vacunas y autismo es un mito que hoy queremos derribar. A continuación, te vamos a contar la historia de cómo nació esta relación.
Londres, 26 de febrero de 1998. El médico Andrew Wakefield presentó una investigación preliminar en la prestigiosa revista científica The Lancet, en la que decía que doce niños vacunados habían desarrollado algún tipo de trastorno autista e inflamación intestinal grave.

La relación común que tenían los niños era que todos tenían restos del virus del sarampión en el cuerpo. Wakefield y sus colegas que participaron del estudio sugirieron un vínculo causal de estos problemas con la vacuna conocida como MMR por sus siglas en inglés (Measles, Mumps, Rubella), pero más conocida como la vacuna contra el sarampión, paperas y rubéola.
El médico reconocía que sólo se trataba de una hipótesis: «La vacuna tal vez podría causar el autismo». Esta sugerencia fue suficiente para que las personas comenzaran a dejar de poner las vacunas a sus hijos/as.
Las consecuencias de estas afirmaciones tuvieron efectos en todo el mundo. Primero en Reino Unido, luego en toda Europa y años más tarde en Estados Unidos. Brasil y latino américa también se vieron afectados.
Derribando el mito: No hay relación entre vacunas y autismo
Estados Unidos, 2004. El Instituto de la Medicina de EE.UU. concluyó que no existían pruebas de que el autismo estuviera relacionado con el timerosal. El timerosal es un conservante a base de mercurio etílico que es usado para evitar que gérmenes, bacterias u hongos contaminen la vacuna.
«Menos en Dinamarca, el timerosal había sido retirado de la composición de las vacunas en 1992, y sin embargo la prevalencia del autismo era más alta que nunca»
Outra Sintonía. John Donvan y Caren Zucker
El mismo año 2004 comenzaron las acusaciones contra el médico Wakefield. Se descubrió un conflicto de intereses, ya que antes de que se publicara su artículo en la revista científica, éste había pedido la patente para una vacuna que competiría con la ya mencionada MMR.
Además, uno de los médicos que lo ayudó en aquella investigación reconoció que en uno de los niños no se había encontrado sarampión y que Wakefield había ignorado ese dato para no perjudicar el estudio.
Reino Unido, 2010. El Consejo General de Medicina falló que Wakefield «no era apto para el ejercicio de la profesión», calificando su comportamiento como irresponsable, antiético y engañoso. De inmediato la revista The Lancet se retractó del estudio publicado el año 1998 declarándolo como totalmente falso.

El uso de vacunas salva millones de vidas y en todo el mundo se la reconoce ampliamente como una de las intervenciones de salud más costoeficaces y que da mejores resultados. [OMS]
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