Durante el largo camino de evaluaciones y resultados clínicos que conlleva el diagnóstico y tratamiento de los/as niños/as con condición TEA, nos encontraremos con muchos términos específicos que serán nuevos y desconocidos, tanto en su significado como lo que implica que tu hijo/a lo presente. Uno de éstos es perfil sensorial hiperreactivo o hiperreactividad.
En este artículo conoceremos qué es el perfil sensorial hiperreactivo, en qué afecta a mi hijo/a y consejos para trabajarlo en casa.
¿Qué es el perfil sensorial hiperreactivo?
Para comenzar recordaremos que, uno de los criterios diagnósticos para el TEA, refiere dificultades del procesamiento sensorial, ya sea presentando una hipo o híper reactividad ante estímulos tanto del ambiente como de su propio cuerpo. ¿Qué quiere decir?. En palabras simples, el cerebro percibe y entiende un estímulo de una manera descendida o exacerbada, respectivamente. Esto provoca el desarrollo de conductas que son inadecuadas socialmente y que además, impiden que el niño explore el ambiente de manera tranquila, disminuyendo oportunidad de aprendizaje cognitivo, social, emocional y motriz.
Entendemos entonces, que un niño que presenta una hipo o hiperreactividad, percibe y entiende su entorno de una manera distorcionada, lo que dificulta aun más, la conexión con el medio físico y social. Como podemos darnos cuenta, la evaluación y tratamiento del área sensorial, es uno de los pilares para el tratamiento integral de una persona en condición del espectro autista.
Podemos definir entonces, la hiperreactividad, como el procesamiento exacerbado de cualquier canal sensorial, que puede verse manifestado en conductas de sobre-reacción como el llanto, auto o hétero-agresiones, huídas, temor o dolor inusual. Los más comunes son la hiperreactividad táctil, vestibular y auditiva.
1) Hiperreactividad táctil: esta se puede evidenciar en diferentes zonas del cuerpo:
- Zona facial: suele evidenciarse en conductas como el rechazo al saludo con beso, caricias en la cara, dificultades en lavado de rostro o aplicación de cremas/bloqueadores solares
- Zona oral: podríamos observar selectividad alimentaria, rechazo a cubiertos, cepillos dentales o a la visita al dentista.
- Extremidades inferiores y/o superiores: pies y manos son otra de las zonas más afectadas en este perfil, pudiendo observar conductas como el rechazo a tocar algún tipo de textura, intolerancia a sentirse sucio/a, intolerancia al calzado o prendas de ropa de algún material específico, caminata en puntas de pies, alteraciones en motricidad fina y grafomotricidad, entre otras.
- Las zonas pueden verse afectadas independiente o simultáneamente, en diferentes intensidades y por supuesto que puede manifestarse de igual manera a nivel corporal general.
2) Hiperreactividad vestibular: el sistema vestibular, es uno de los sistemas primitivos más asociados a reacciones del sistema nervioso autónomo, como mareos y vómitos. De aquí que podemos observar entonces, manifestaciones de mareo en autos, incomodidad a que sus pies no toquen el suelo y además, podemos encontrar el término Inseguridad gravitacional, en donde observaremos niños extremadamente temerosos al movimiento, generalmente se aíslan para sentirse más seguros y por supuesto, no les agrada despegar sus pies del suelo ni realizar algunas actividades motrices como correr, andar en bicicleta o patineta y presentan un bajo desempeño en equilibrio y coordinación.
3) Hiperreactividad auditiva: en este canal sensorial, podríamos observar conductas de rechazo a algunos sonidos como taparse los oídos, salir corriendo o incluso podría comenzar a gestionar o provocar sonidos aun más altos con el fin de inhibir el estímulo que se está procesando como una amenaza para él/ella. Aquí podemos observar niños que se descompensan fácilmente en lugares públicos, ya sean centros comerciales como reuniones familiares muy concurridas. De igual manera, son niños/as con un nivel de concentración descendido, por procesar muchos estímulos como amenazas dentro del ambiente.
¿En qué afecta la hiperreactividad a mi hijo/a?
En general, los/as menores que presentan este perfil sensorial, son niños/as con un nivel de alerta elevado la mayor parte del día, por lo que pueden llegar a percibir el mundo como una amenaza. De esta manera, el área sensorial afecta en el desarrollo socioemocional, interfiriendo en la iniciativa de explorar, conocer y aprender, pudiendo desarrollar irritabilidad, personalidad temerosa y estrés, entre otras.
De igual manera, la baja cantidad de oportunidades de exploración, van provocando un mayor retraso a nivel global del desarrollo.
En el área motriz, afecta el desarrollo de habilidades tanto de planeamiento motor, como en su ejecución, por lo que si en algún momento, el niño/a decide realizar alguna acción nueva, ésta se puede observar pobre y/o torpe.
En el área socioemocional, se muestra como un niño/a temeroso, irritable y con bajo interés por relacionarse con otros, prefiriendo el juego solitario y lo más alejado posible de las personas.
En el área cognitiva, existirá una menor cantidad de información que conocer sobre el mundo que nos rodea por la baja exploración de éste, por lo tanto, habrá un pobre conocimiento de su entorno y por tanto, un pobre desempeño en éste en cuanto a resolución de problemas, flexibilidad mental, concentración, inhibición de estímulos irrelevantes y/o a otras demandas específicas del ambiente.

Consejos para trabajar en casa
Como siempre y lo más importante que te podemos recomendar, es la visita a un especialista, que en este caso corresponde a un Terapeuta Ocupacional certificado en Integración Sensorial. Es esencial contar con una adecuada evaluación sensorial y de igual forma, una intervención especializada para cada niño/a. Por lo tanto, siempre debes realizar cada recomendación del profesional a cargo, ya que será lo más seguro y efectivo.
Sin embargo, existen algunos consejos generales con los que podemos guiarte hacia una buena estimulación en casa.
En este momento, recordaremos uno de los canales primitivos más importantes dentro de nuestro sistema de integración sensorial, El Sistema Propioceptivo, el cual permite percibir, procesar y utilizar el propio cuerpo de una manera eficaz dentro del ambiente. Otra de sus funciones es la de regular los niveles de alerta, es decir, ayudarnos a encontrar la calma o más conocido como autorregulación. De ahí que podemos entender el abrazo como uno de los reguladores más utilizados para hacernos sentir mejor. Pues bien, eso es lo que buscamos activando el sistema propioceptivo, lograr un estado de calma. ¿Cómo lo activamos?:
- Activamente: provocamos que el niño active el uso de su cuerpo, con un alto nivel de energía para aumentar al máximo la percepción de su propio cuerpo. Como por ejemplo: hacemos una carrera, saltamos como canguros, jugamos a la pelota, lanzamos y encestamos, solicitamos que nos ayude a mover muebles dentro de casa, entre otras. Esta modalidad debe ser utilizada como tratamiento base de la hiperreactividad, con el fin de ir regulando el sistema afectado de manera indirecta y preventiva para posible crisis sensoriales.
- Pasivamente: esta modalidad se utiliza en momentos de crisis y será cuando nosotros como adultos, activemos el sistema propioceptivo mediante un abrazo apretado o contención física.
Por otro lado, es importante que si ya logramos identificar cuál es el estímulo que está provocando esta reacción, NUNCA DEBEMOS OBLIGAR al niño/a a interactuar con éste, ya que estaremos aumentando sus niveles de alerta y por tanto, mayor aversión al estímulo. Por el contrario, iremos exponiéndolo/a de manera gradual, según nivel de tolerancia de el/la menor y comenzando siempre desde lo más suave, conocido y lento.
Finalmente, recuerda que para hablar de un trastorno sensorial como tal, éstas conductas se deben manifestar por un período de tiempo mantenido y deben afectar o interferir en el desempeño adecuado de diferentes ocupaciones el niño/a que lo presente.
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